La culpa no existe, es sólo una voz interna que nos atormenta. Los demás no ven «nuestra culpa», somos nosotros quienes lo generamos en ellos con nuestra actitud si escuchamos esa voz interna y actuamos en consecuencia.
Tomar consciencia de la culpa sólo la sentimos nosotros puede apoyarnos a generar un mecanismo que nos libere de esa «vocecilla» y tomar responsablemente una actitud diferente que genere un resultado diferente en nuestras vidas.
Recuerdo cuando apenas podía levantar la cabeza por la calle cuando pensaba en mi pasado y la culpa que arrastraba. Cuando tomé consciencia de esto, cambié mi actitud y pude levantar orgulloso mi cabeza y mirar cara a cara a las personas.
Jesús Ortega